domingo, 2 de octubre de 2011
Senderísmo en Tabernas I
“Una de vaqueros”
Hey Wey Silver!!!, como estamos?
Me estoy aficionando a esto del Western, ¿hace otra película?…
Esta es la última ruta, un paseico corto de poco más de tres horas y media. No tiene nada de dificultad y también se puede hacer e bici salvo el tramo más septentrional, aunque supongo que se puede cargar la burra un rato a la espalda.
Dejé el coche en la gasolinera del cruce de la autovía con la carretera que va a Tabernas. Es el mejor sitio, está controlado y no hace falta forzar ningún aparcamiento difícil en un arcén o en medio del campo.
Desde allí se atraviesa el puente sobre la carretera y se baja directamente a la rambla.
Corría un hilillo de agua que pronto se pierde entre la arena poco antes de llegar a una bifurcación que se abre hacia la derecha. Camino de vuelta me adentré un poco por este ramal para explorarlo un poco.
A esas tempranas horas las rocas del cauce seco adquieren tonos azulados, se van desperezando con la llegada de los primeros rayos de sol.
Se cruzaron varios conejos, alguna que otra perdiz y poco más adelante pude ver dos cabras montesas. Llevaba el angular así que fue inútil el “disparo”, habrá que venir preparado la próxima vez. A falta de cabras, buenas son rocas.
La rambla discurre por numerosas curvas, algunas se ensanchan hasta casi los 60 o 70 metros y tan solo de vez en cuando hay alguna parte más cerrada.
Desde el camino empezaba a ver a la izquierda los aleros de las casas de madera del Western Leone, así que según el mapa poco más delante estaba mi primer objetivo. decidir subir la ladera derecha para tener una visión más amplia. Pinchar sobre la imagen para verla en su tamaño.
Siguiendo el camino se observa a lo lejos u grupo de árboles, lo que no encontraba era una subida a la ribera izquierda donde se sitúa el Fuerte, así que poco más adelante atroché por una pendiente suave y me encontré con el camino que llevaba hacia las viejas ruinas, un camino flanqueado por un bosquecillo de eucaliptus y donde se observaban labores de repoblación.
Poco más adelante ya se adivina la silueta de lo que un día fue el Fuerte de la película “El Cóndor” y donde también se rodaron escenas de “Conan el Bárbaro”.
Desgraciadamente se encuentra muy deteriorado, es una pena que no se haya conservado. Creo que dejamos escapar una gran oportunidad para hacer realidad aquella idea de “Almería tierra de cine” y los intentos por llevarlo a cabo ahora pierden fuelle entre las disputas políticas de unos y otros. Así somos en la República independiente almeriense. Bueno, no me enrollo, vamos a lo que vamos yeso es el Fuerte o lo que queda de él, y lo que más juego me dio, La “Pensión Coyote”. Aquí os dejo una secuencia.
Los decorados se distribuyen alrededor de una plaza, donde la puerta arcada de entrada esta por los suelos. Tan solo quedan en pie tres o cuatro casas. Una de ellas parece ser un “7eleven”.
El resto, como os he dicho ruinas de aquella época dorada del “Spagetti western”
Escuché un par de disparos (no es coña) y me entró una mezcla entre paranoia y risa por lo característico del lugar, pero pronto caes en que quizás estás en un coto de caza (no ví carteles allí, si a lo largo de las laderas de la rambla). Así pues ensillé el caballo y me largué de allí como las balas. Encontré un atajo pero en mitad de él me acojoné aún más pues según iba avanzando decubría huellas de cabra y pisadas de botas en la misma dirección. Fui carraspeando y haciendo el mayor ruido posible hasta que desemboqué de nuevo en la rambla (uf!).
La rambla salvadora, cual desfiladero en una peli.
Allí paré a reponer un poco fuerzas y consulté un poco el terreno que se abría hacia el otro lado en la bifurcación que os comenté antes. En muy poco tiempo llegas a unas ruinas que parecen corresponder a un antiguo molino de agua. (pincha, pincha el molinico)
Dentro se apreciaba el mecanismo del molino.
Y poco más, camino de vuelta hacia el puente y una vez allí seguir hasta la gasolinera, pero claro, no sin un momento surrealista más…
Pero es que eso no es todo, lo que pasa es que no me atreví, y no por el “Cawboy de Mediodía” en tó el solanero, sino que en la misma rotonda habíauna pareja de la Guardia civíl en un control de carretera. La imagen era de Pulitzer, ¡¡¡¡ la meretérica y el pistolero en la misma rotonda !!!! Aún me estoy arrepintiendo de no haber sacado la foto, pero es que viendo la cara que pusieron los guardias cuando aparecí ladera arriba y la cara que puse yo cuando vi la escena… “un cuadro de Velázquez”, como dice el Juanillo de Granada, el colega del Amadís.
Aparte del surrealismo, os rogaría que no difundiéseis mucho este lugar (me refiero al Fuerte) no conviene que termine siendo escenario de una rave o un cutre botellón.
Me voy al galope!!!
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Trekking en la Torre de la Vela Blanca
By greengeedivan
Por fin el tiempo comienza a dar señales de tregua, y entre los interminables días de sol y calor axfisiantes aparecen claros síntomas del final de esta pesadilla estival, como la tormenta (bueno tormentilla) del pasado viernes. Consultando los mapas del tiempo para este fin de semana me las prometía felices, aunque para mi desdicha no volvió a caer gota alguna (typical almeriensis).
De todos modos la tierra se había nutrido y la temperatura ambiente había bajado unos pocos grados, así que era el momento de ponerse en marcha, comienza por fín la pretemporada de senderismo y trekking.
El domingo de madrugada cogí el coche en dirección a las calas de San José, llevaba casi tres meses sin echarme al monte y necesitaba un entrenamiento suave, así que esta zona es ideal para un montón de opciones de 2, 3 y hasta 4 horas a lo sumo. No llevaba una ruta preestablecida, así que aparqué en la zona destinada a ello y mucho antes de que llegaran los “Cobradores de las Calas” esta “nueva ocurrencia” que ha tenido despistados a todos los visitantes del parque este verano.
Subí a una pequeña colina situada frente a la cala de Mónsul para tener una perspectiva más amplia de la dirección que iba a tomar, allí tiré un par de fotos y bajé en dirección oeste a una pequeña rambla que iba a desembocar junto a la casa construida frente a la playa. Los jabalíes habían pasado por allí horas antes.
El sol ascendía con rapidez, llenándo el valle de esas primeras y anaranjadas luces amables que por ahora respetaban unos ideales 18 grados de temperatura,… pronto dejaría de ser tan amable.
Aprovechando ese fresquito de la mañana subí por la vereda que transcurre entre los dos montes que dividen la playa de Mónsul. Arriba la brisa era intensa, y un fresco olor a mar revitalizaba todos los sentidos (algo dormidos esa mañana)
Al fondo y en la misma dirección oeste se divisaba la Torre de la Vela blanca, me pareció una buena opción y cogí ese camino.
Bordeando los montes más cercanos al mar por el interior hay un sendero que lleva hasta el camino de Cala Carbón. Antes de llegar vi otra ramblilla y me dirigí a explorar un poco para encontrarme una agradable sorpresa, unantiguo pozo de agua con la arquitectura típica de la zona de Níjar.
El lugar estaba abandonado y el ojo del pozo de unos 5 o 6 metros de profundidad quedaba al descubierto, me sorprendió que no estuviera tapado, está bastante cerca de la playa y puede resultar peligroso para algún despistado o un pequeño explorador. En la foto no se aprecia, pero daba un poco de vértigo asomarse.
Independientemente de eso creo que es una joya arquitectónica que debería de ser cuidada.
Estéticamente es una gozada, me apeteció volver un día mejor preparado para una buena sesión de fotos.
Cogí el camino de subida a la Torre, un territorio nuevo a descubrir que no me decepcionó y muy al contrario me deparó varias sorpresas…
En el vértice del segundo repecho descansa una enorme roca que hace las veces de gigantesco mojón de carreteras y que de paso te recibe con una, muy de agradecer en ese momento, sombra. Allí descansé, tomé algo e hice esta foto a contraluz tan peculiar.
Entre esa roca y el monte que alberga la Torre el camino dibuja una enorme v de subida constante, donde ambos lugares eran las puntas de esa letra imaginaria, y entre ellas se atisbaba una rocosa cala de grandes dimensiones, donde la claridad del agua dejaba asomar un banco de arena justo al borde de la orilla de piedras, parecía un buen lugar para pegarse un baño, como se aprecia levemente en esta foto que tomé una vez allí.
Seguí el camino, y a la altura del pico de la v, justo en la mitad, bajando campo a través por una considerable pendiente y en dirección a la cala. Había un montón de caracoles, sin duda aprovechando ese agua de la tormenta de días anteriores.
La entrada de la cala era como un pórtico de piedra.
La cala es bastante abrupta, toda de rocas y grandes piedras, pero como se apreciaba desde la altura la arena llegaba justo a la orilla y era un buen lugar para ese baño. Allí estuve un rato entre chapuzón y chapuzón leyendo un manual sobre diseño de apps para iphone y teléfonos con Android (os suena a chino?). Un espiritu tecnológico se apoderó de mi por unos instantes y envié un par de tweets y unos mensajes a unas amigas para decirles que acababa de bautizar aquella cala como “Cala Pepitas” en su honor (el sol me estaba afectando ya a la cabeza, sin duda)
Una vez superada la fiebre 2.0 me llamó la atención una extraña estructura blanca que se adivinaba sin forma conocida a lo lejos, pero me parecieron huesos… Se me pasó por la cabeza por un instante la posibilidad de que fuera un esqueleto, y ya me imaginaba la movida de llamar a las autoridades y toda esa película (el sol apretaba fuerte, insisto), así que me vestí, recogí los bártulos, y cual episodio de CSI Cabo Gata me dirigí al levantamiento del cadáver…
Pues si, era un esqueleto y a no ser que fuera un fauno no tenía pinta de nada parecido a lo humano (se silenciaron las sirenas de ambulancia y policía, dejaron de volar los helicópteros, nunca llegó el FBI). Las patas eran muy largas para ser una cabra o un jabalí, más parecía un equino, pero la sorpresa mayor estaba por descubrirse….
El cráneo era muy extraño, y aunque al lado había una quijada, la forma redondeada y ese enorme pico no me encajaban, además ¡¡¡Tenía colmillos!!!, ¿donde se ha visto un burro con colmillos?. Una de tres:
- O estaba delante de un híbrido mitológico
- De un mutante
- O la obra de un bromista concienzudo que aún se estará riendo en casa al imaginarse a algún cauto como yo con cara de circunstancias, (se me viene a la cabeza la frase de Matías Prats JR ¡¡¡Pero esto qué es!!!)
Por supuesto miré a mi alrededor una y otra vez, girando el cuello como los mochuelos y con los ojos tan abiertos como éstos. No había cámara oculta, ni se escucharon risotadas, tan sólo estábamos allí el mutante y yo, un ejemplar criptozoológico y su Darwin senderísta. Tenía que levantar el cadáver…
Por la forma de los colmillos y su disposición en fila a mi más bien me parecióun delfín, la opción del bromista cobra fuerza, pues sería demasiada casualidad que el batir de las olas haya colocado el cráneo de un delfín justo en el extremo del cuello del burrico.
Caso Cerrado.
Bueno, aún quedaba el camino de regreso, se hacía tarde para llegar a la Torre así que deshice el camino acortando campo a través de vuelta al coche, volví a para en la roca aquella e hice esta toma con la playa de Mónsul al fondo.
Al pasar por Cala Carbón no lo pude evitar y me fui directo al agua, eran las 12 y media y Lorenzo castigaba con fuerza, el agua, en contraste, estaba bastante fría. Allí disparé esta foto con el móvil en el modo “Lomo”
Aún le sigo dando vueltas a la cabeza… mira que si era un “delfinequo auriñacensis”.
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